Bracalandia

Como prometi en mi post anterior intentaré ir actualizando este blog y contaros como va trascurriendo nuestro verano. Ya os comenté que el fin de semana hicimos una escapada a Portugal, en un principio la idea era ir venir el mismo día pero ganó mi propuesta de escapadita de fin de semana.

El sábado habíamos quedado con algunos padres del colegio para llevar a nuestros peques a Bracalandia. La verdad es que tuvimos mucha suerte con los padres de los amigos/as de nuestros/as hijos/as ya que todos están abiertos a organizar actividades juntos, de enraizar las relaciones de amistad de los niños. A veces me siento mal por mis propias dificultades de comunicación, me resulta dificil relacionarme y creo que doy la sensación de ser arisca. Pido perdón si esta impresión es correcta pero tengo que reconocer que también peco de timidez y disimulo bastante bien en grupos reducidos pero en las grandes reuniones suspendo siempre.

Me encantó la experiencia, los lazos que se crearon entre las familias y lo bien que se lo pasaron los crios.

Y ahora aprovecho la ocasión para informaros sobre Bracalandia ( http://www.bracalandia.com/).

El parque desde su nueva apertura cambio de ubicación y actualmente está en una ciudad portuguesa llamada Penafiel. El precio de las entradas es de 18 euros adultos, de 14€ para niños de 5 a 12 años, gratis niños menores de cinco años y mayores de 76 años. Con la entrada se puede subir en todas las atracciones, ojo, en cada atracción hay la silueta de un dragón con la altura máxima permitida. Se permite en algunas la entrada de un adulto como acompañante del menor, pero aunque la publicidad del parque dice que está pensado para niños hasta doce años, mi opinión personal es que los niños mayores de ocho años pueden aburrirse un poco.

La idea del parque es original ya que la mayoria de las atracciones son adecuadas para niños de entre dos a ocho años, algo inusual. Las actividades para niños mayores se reducen a una minimontaña rusa, una noria que gira bastante despacito, una corsaria que quizás sea de lo más divertido, el castillo del miedo y una atracción de agua.

El resto del parque es un mundo en miniatura, dividido en distintas zonas con un tema; el pais de las hadas, que tiene un tren, Africa donde tienen una mini carrera en recuerdo del Paris-Dakar, el mundo perdido, por donde va un tren y se ven replicas de dinosaurios, la aldea medieval donde está el castillo del miedo, el barco pirata y la bailarina corsaria, el viejo oeste donde hay una mini noria y al lado una atracción de agua, ....

Uno puede montarse en todas las atracciones todas las veces que desee y tienen algunas peculiaridades como una especie de saltamontes pero con Dumbo o otra con aviones, en ambas es el niño/a quien la maneja y decide si quiere que vuele o no, moviendo una palanca.

Creo que conte por lo menos tres cafeterias, donde se pueden comprar bocadillos o pizzas. Aunque si se lleva la comida de casa tienen zonas verdes preparadas con mesas y bancos.

Hay zonas de sombras, pero un día de calor podeis acabar con un hermoso moreno de monte, porque pega con fuerza.

El trato del personal es magnifico, muy dulce con los niños.

Nosotros fuimos el sabado, como dije con un grupito de compañeros de colegio y sus familias. Aún nos juntamos unos cuantos, así que imaginaros como se lo pasaron, por un lado todos sus amigos y por otro mil sitios a donde subirse. Lo de Ander era horrible cada vez que subia en algo teníamos problemas para que bajara, en los coches de choque le acabó tando pena a uno de los trabajadores y se montó con él y le dió unas cuantas vueltas. Ander no le tenía miedo a nada, el subia a todo y ponía una cara de flipao que era alucinante.

Mi pequeño polvorón comenzó un poco más temerosa aumentando el grado de complicación según iban pasando las horas, llegó a montarse en la noria, en la montaña rusa o en la bailaria, aunque lo que más le gustó fue el elefante Dumbo o los aviones. Ahora ha decidido que de mayor quiere ser: mamá, médica, maestra de pilotos, ahí queda eso.

Como está pasando el verano con nosotros la prima, también se vino y como ya es mayorcita (12 años) nos dividimos en dos grupos, papi con los peques y yo con mi sobrina. ¡Como le gusta a los preadolescentes dar vueltas!, menudo mareo, cuando bajamos de la bailarina corsaria del mareo acabé en el suelo, una caida sin importancia pero me dió vergüenza porque ya durante el tiempo que estuvimos subidas sabía el ridiculo que estaba haciendo, con los ojos cerrados escondida debajo de mi sombrero, noto como me estoy haciendo mayor.

Lo pasamos muy bien, acabamos cansadisimos y con moreno de montaña, los niños cansadisimos pero con unas ganas locas de volver.