9.1.08

Los bebes también mienten



Es increible la capacidad que tienen los niños para el engaño y como con todas nuestras peliculas y sabiduría de adultos caemos en sus trampas.


Lo de mi pequeño Frander es el ejemplo más claro. El pobre llegó a nosotros con una gran falta de estimulación pero con una picardía que supera a la media de cualquier niño de su edad. Él se niega a realizar cualquier actividad que implique algún tipo de esfuerzo.


Cuando llegó no se movía nada, es más el lado izquierdo del cuerpo estaba paralizado, nos costó un gran esfuerzo conseguir superar esta fase. Enseguida lo justificamos, podía tener un daño neurológico escondido, o algunas personas pensaban que podía sufrir una lesión de cadera. Nadie podía creerse que un niño tan cariñoso tuviera la suficiente picardía para no hacer las cosas porque no le da la gana. Lo mismo sucedía con las comidas, no ingería alimentos en cuya composición tuviera lácteos, comenzaba a toser hasta que terminaba por vomitar. Todos sus partes medicos hablaban de problemas con la comida por lo que el crio tenía un retraso en su desarrollo físico. Pensamos que sería alergico a la lactosa.


Pero no, por suerte, las pruebas medicas no dejan lugar a dudas, no presenta daños neurológicos, no tiene ninguna dificulad en la cadera ni en la espalda ni es alergico a la lactosa. Pero él mantiene estas conductas y seguimos peleandonos para que tome leche o para que ande.


Con el trascurrir de la vida cotidiana, descubrimos que el niño tenía mucha picardía, tiraba del pelo a la hermana cuando nadie lo veía, lo mismo hacía con la planta, se colocaba al lado y mientras le miras se queda quieto, en cuanto te despistas le arranca una hoja. Se niega a recoger, coloca todas las piezas menos a la última, sospechamos que tiene que ver con el concepto de no terminar la tarea, él sabe que si no coloca la última pieza realmente no terminó el trabajo.


Todo el mundo que no trabaja con él, que no le obliga hacer nada, piensa que es un niño buenisimo, que sólo quiere cariño y que no hace caso a nadie. Pero la gente que pasa tiempo descubre otra realidad, realmente no es que te de cariño, si no que le resulta cómoda la posición de colo, además así no tiene que esforzarse.


Su terapeuta se quedó un día alucinada, se pasó una hora llorando, ella pensaba que no estaba bien que seguro que tenía alguna molestia. En cuanto el padre lo cogió para vestirlo, comenzo a reirse y a estar contento. Desde luego, no le vuelve a engañar.


Ayer comenzó en el fisioterapeuta y no paró de llorar ni un segundo.


La misma sorpresa tuvieron en la guardería no quería hacer nada, pensaban que seguro que era por el grado de down, hasta ahora que comienza a soltarse, ya descubrieron que no hace lo que no le da la gana de hacer.


Pero la gran sorpresa la llevamos nosotros ayer, de nuevo nos volvió a engañar. A principios de año le sacamos el tacatá y lo pasamos a un andador (como el de la foto). Como los andadores - correpasillos son bastante inseguros, lo sentamos para que se impulsara con los pies. Desde ese día no se movía para nada, no hacía el más mínimo esfuerzo, llegaba a quedarse dormido. Pensamos que tendría relación con que los cambios son dificiles y que el niño necesitaba su tiempo. Un día nos sorprendió en casa de su abuela Pepa, moviendose un poco, pero no tenía trazas todavía.
Ayer nos comentó su monitora que el niño anda solo apoyado al asa trasera del correpasillos, que se pasa todo el tiempo corriendo de un lado al otro de la sala, suponemos que imitando al resto de los niños. Es decir, no sólo es capaz de moverse sentado si no que lo hace de pie, que el niño anda en todas partes menos en casa.
No quedó ahí la cosa, a la tarde en fisioterapia, después de llorar toda la sesión, al final, estaba acostado y él se incorporó y paso a posición de sentado, algo que tampoco hace en casa ni con su terapeuta.
La conclusión con Frander es siempre la misma, sabe hacer las cosas pero no quiere, le gusta ser un bebe y que le den colo y abrazos, sólo cuando hay otros niños y quiere interaccionar con ellos se esfuerza. Pero lo curioso es como el crio es consciente de que si hace lo mismo en todas las situaciones perderá ciertos privilegios y en casa todavía es peor porque tendrá que compartir tareas con su hermana.
La realidad es que es mucho más listo de lo que nadie podía imaginarse, que sabe engañar y engatusar a todo el mundo y que ha llegado el momento de comenzar a coordinarnos todos, para que no nos tome el pelo.
Y en el fondo contaros que estoy encantada porque ahora sé que el niño tiene un potencial increible.

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