8.1.07

El final de las fiestas y los reyes magos











Llegó el fin, las fiestas acabaron. Y desde la última vez que escribí han pasado muchas cosas.




En primer lugar el jueves, vino mi amiga Maika a presentarnos al nuevo miembro de la panda, el pequeño Juan Sebastian, os cuelgo la foto para que veaís que cosa más bonita.




El día cinco nos fuimos a Ourense porque para cabalgatas la mejor. Primero hicimos una paradita para despedir a Javier que se nos fue a Colombia y el domingo nos mandó un mensaje diciendo lo bonito que era todo, seguro que lo hace para ponernos los dientes largos. Pero si nos lees, disfruta mucho que te lo mereces.




En la cabalgata había mogollón de gente, y en medio de la multitud vimos a mis padrinos con los pequeños, son unos niños de pelicula, todos rubitos y guapisimos.




Como era muy dificil ver nada, subimos a la peque a hombros de su padre y después en los de un medico amigo de la familia, porque era mucho más alto. La peque abría los ojos con cara de alucimada, tantas luces de colores, gente, música, ruido....




Y nos volvimos a casa pronto que era noche de reyes, pero antes la abuela le dió la cena a la peque, era la primera vez que no tomaba papilla y estaba feliz.




Y llegaron los reyes, cuando vio todas las cosas que tenía, se puso loquita, es más con el tambor, bailaba y le pillo el ritmo. Tuvo de todo, juguete para la bañera, tambor bandolera, libros, babero, pinzas para el pelo, quitapenas....Lo de las muñecas "quita penas", fue un regalo que nos hizo mucha ilusión porque era para las dos. La abuela Rosa siempre llamaba a la niña "quita penas" y mi marido no sabía que se refería a las muñecas, así que en cuanto vió en una librería el cuento en gallego "Saca penas" nos lo regaló a las dos, con cinco muñequitas. Es una historia que le cuentan a los niños de Guatemala, donde les dicen que sus preocupaciones y miedos tienen que contarselos a una muñeca que colocan debajo de la almohada y así podrán dormir tranquilos sin problemas. Mi hija es como una muñequita la miras y se te pasan las amarguras.




A media tarde vino el padrino y la tia, los reyes magos pararan por su casa y nos dejaron algo a todos, que es de agradecer, porque desde que nació la niña, salvo la abuela, nadie se acuerda de los papis. A la peque le trajeron un medidor de pared y un libro de gatos chulisimo, que no para de jugar con él, incluso lo abraza y le da mimitos. El día de reyes terminó con un paseo, la peque andando sola con su nuevo coche-andador.






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